Menos de una semana, exactamente cinco
días es el tiempo que emplea Prosegur en adiestrar a los nuevos
Vigilantes de Seguridad en su centro de formación, todo un récord. Esta
empresa lleva años siendo una máquina en sacar nuevos profesionales a un
mercado laboral totalmente saturado de profesionales de la seguridad
privada. Como churros oiga.
Así es amigos. Con Prosegur de por medio todo es posible.
Antes de nada, vamos a ver que nos dice el Ministerio de Interior acerca de los requisitos
de formación previos exigidos a los aspirantes a Vigilantes de
Seguridad. Consultando la página web del Ministerio nos encontramos con
la siguiente información.
‘Antes de presentarse a las pruebas de selección que convoque la
Secretaría de Estado de Seguridad y cuya superación habilitará para el ejercicio
de la correspondiente profesión, previa expedición de la tarjeta de
identidad profesional, los aspirantes a vigilantes de seguridad, habrán
de superar, en ciclos de al menos ciento ochenta horas y seis semanas lectivas,
en los centros de formación autorizados, los módulos profesionales de
formación que se determinan en la Resolución de 12 de noviembre de 2012,
de la Secretaría de Estado de Seguridad (BOE núm. 296, de 10 de
diciembre).
Los ciclos formativos, en su delimitación horaria, podrán
comprender un porcentaje máximo del cincuenta por ciento de la formación
no presencial o a distancia, debiendo impartirse obligatoriamente
con carácter presencial las enseñanzas de naturaleza
técnico-profesional, instrumental, de contenido técnico operativo y las
prácticas de tiro y laboratorio.
A quienes hayan superado los módulos de formación y las pruebas
físicas, los centros de formación autorizados les expedirán el
correspondiente diploma o certificado acreditativo.’
Pues bien, Prosegur lleva años incumpliendo sistemáticamente esa
norma. Y todo ello ante los ojos de la administración y con el
beneplácito de las autoridades encargadas de fiscalizar a los centros de
formación que imparten los cursos en materia de seguridad privada.
Vamos a lo práctico. Imaginémonos a un futuro Vigilante de Seguridad. A nuestro aspirante lo llamaremos Pepito Perez.
Pepito ha tenido suerte y lo han llamado de Prosegur para hacer el
curso de Vigilante de Seguridad en el centro de formación que tiene la
empresa en Madrid. El no vive en la capital y por tanto tendrá que
buscarse un lugar donde alojarse el tiempo que dure el curso, buscará
una pensión cerca de Prosegur. Es un gasto importante para Pepito pero
aún así le sale a cuenta, por que mientras que en una academia el precio
medio del curso es de unos 900 euros y la duración del mismo es de un
mes y medio a dos meses, en Prosegur es gratis y lo puede hacer en cinco
días nada más.
Pepito no quiere llegar tarde y se presenta puntualmente el lunes en
la sede de Prosegur a las diez de la mañana como le habían dicho.
Después de las presentaciones de rigor, del reparto del material
didáctico que utilizará durante el curso y un breve briefing acerca de
como se va a desarrollar el curso, por fin empieza lo interesante, hoy
se adentrará de lleno en los conocimientos que le permitirán desempeñar
la profesión de Vigilante de Seguridad.
La primera mañana del curso ha pasado volando. Ya son las dos de la
tarde, es hora de comer y Pepito no tiene que volver a clase hasta las
cuatro, así que aprovecha para comer el menú del día en un restaurante
cerca de la calle Pajaritos.
Después del paréntesis, nuestro amigo vuelve a clase. Piensa para sí
que a ver si le cunde más la tarde que la mañana, ya que entre los
saludos iniciales y las pausas para el café y el cigarrillo, siente que
no ha aprovechado el tiempo que debería. Ahora por la tarde toca
socio-profesional, el profesor que imparte el módulo lo ventila en dos
horas. En Prosegur les habían dicho esa misma mañana que las clases
vespertinas durarían hasta las siete, pero el profesor en atención de
que es el primer día y les supone cansados, les ha dado licencia para
irse una hora antes. En total hoy Pepito ha invertido seis horas
presenciales en el centro de formación de Prosegur, de las cuales unas
cuatro horas y media han sido tiempo efectivo en clase.
A la salida, alguien del grupo de aspirantes a vigilante propone ir a
tomar ‘algo’ por Madrid. Pepito declina amablemente el ofrecimiento del
compañero y se vuelve a la pensión para repasar un poco lo aprendido
hoy en clase. Entre lo concentrado de la materia y lo rápido que iba el
profesor le han quedado muchas dudas.
Ya es martes. Pepito entra en el aula y nota que faltan dos
compañeros de los once que forman el grupo de estudiantes, el que
propuso ayer ir a tomar algo y otro más. Hoy van aprender nociones
básicas de primeros auxilios.
Pepito piensa que harán los futuros colegas de profesión que no han
asistido hoy a clase si, por desgracia, un día tienen que atender a una
persona necesitada de atención urgente en sus centros de trabajo. Llega a
la conclusión de que Prosegur no les dará el diploma final, al faltar a
una lección tan importante. No sería justo para los demás que sí han
asistido y además no sería conveniente.
Otra mañana que ha ido como un tiro. Al ser los primeros auxilios una
materia práctica, ha sido bastante entretenido. Ya de tarde aparecen
los compañeros que no habían venido por la mañana. Cuentan entre risas
que habían cenado algo que ‘les ha sentado mal’. El profesor les echa
una pequeña reprimenda. En fin, es la hora de aprender algo de defensa
personal, unos agarres, luxaciones y un par de llaves sencillas. Otro
día más.
El miércoles y jueves hemos dado algo de las áreas
técnico-profesional, jurídica e instrumental. Todo muy por encima, sin
profundizar demasiado porque, según el profesor, vamos muy retrasados y
tenemos que ajustar el tiempo para dar al menos un vistazo, aunque de
forma muy somera a los temas más importantes de cada área/módulo.
Además, como mañana viernes toca las prácticas de tiro, la última media
hora de hoy quieren dedicarlas a darnos unas breves consignas de
seguridad para cuando estemos en la galería de tiro.
Por fin llega el último día. Hoy se nos va impartir de forma
monográfica el módulo de Armamento y tiro. Nada más llegar y antes de
nada, el profesor nos comenta que en consideración de que hoy es viernes
y que la mayoría somos de fuera, el curso se acaba hoy a los dos de la
tarde, sino antes dependiendo de si la galería de tiro está disponible,
dado que estaba programado que otro curso haga prácticas de tiro y sólo
existe una galería.
Una vez aclarado este extremo por el instructor comenzamos. Después
de dos horas de clase sobre las armas reglamentarias del Vigilante de
Seguridad, nos confirman que no vamos a poder hacer uso de la galería y
que, por lo tanto, la clase y el curso han finalizado. Nos hacen entrega
de los certificados / diplomas de aprovechamiento del curso y nos
aconsejan repasar con la ayuda del CD interactivo que nos dieron el
Lunes. Es la una de la tarde.
Tan sólo con 30 horas de formación Pepito ha conseguido el diploma
que le permitirá presentarse a las pruebas selectivas para la
habilitación de Vigilantes de Seguridad.
Una vez superadas las pruebas podrá trabajar como Vigilante de
Seguridad en cualquier empresa del ramo (con toda seguridad Prosegur,
puesto que se ha formado allí) sin tener la mínima preparación,
conocimiento o los mínimos requisitos exigibles de profesionalidad y
calidad, que le permitan desempeñar correctamente las funciones que
legalmente tiene atribuidas un Vigilante.
En definitiva, un potencial peligro para las personas, instalaciones o
bienes que Pepito Pérez tenga que proteger, vigilar o custodiar.
Tengo entendido que los cursos son muy instructivos y te permite adquirir los conocimientos necesarios en un tiempo récord
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